Somos un colectivo de trabajo interesado en construir lazos fraternos y acciones pedagógicas a partir del arte, la cultura y la educación, elementos clave para una sociedad más humana y justa. A la Calle es un colectivo compuesto en la actualidad por maestr@s, artistas, gestores culturales, gestores sociales, que desarrollan de manera activa propuestas y procesos artísticos, pedagógicos e investigativos.
miércoles, 5 de octubre de 2011
domingo, 31 de julio de 2011
Los eurófilos más extasiados lo machacan sin cesar: si no dispusiéramos del euro, dicen, las consecuencias de la crisis serían peores para muchos países europeos. Divinizan un euro “fuerte y protector”. Es su doctrina y la defienden fanáticamente. Pero lo cierto es que tendrían que explicarles a los griegos (y a los irlandeses, a los portugueses, a los españoles, a los italianos y a tantos otros ciudadanos europeos vapuleados por los planes de ajuste) qué entienden por “consecuencias peores”... De hecho, estas consecuencias son ya tan insoportables socialmente que, en varios países de la eurozona, está subiendo, y no sin argumentos, una radical hostilidad hacia la moneda única y hacia la propia Unión Europea (UE).
No les falta razón a estos indignados. Porque el euro, moneda de 17 países y de sus 350 millones de habitantes, es una herramienta con un objetivo: la consolidación de los dogmas neoliberales (1) en los que se fundamenta la UE. Estos dogmas, que el Pacto de Estabilidad (1997) ratifica y que el Banco Central Europeo (BCE) sanciona, son esencialmente tres: estabilidad de los precios, equilibrio presupuestario y estímulo de la competencia. Ninguna preocupación social, ningún propósito de reducir el paro, ninguna voluntad de garantizar el crecimiento, y obviamente ningún empeño en defender el Estado del bienestar.
Con la vorágine actual, los ciudadanos van entendiendo que tanto el corsé de la Unión Europea, como el propio euro, han sido dos añagazas para hacerles entrar en una trampa neoliberal de la que no hay fácil salida. Se hallan ahora en manos de los mercados porque así lo han querido explícitamente los dirigentes políticos (de izquierda y derecha) que, desde hace tres decenios, edifican la Unión Europea. Ellos han organizado sistemáticamente la impotencia de los Estados con el fin de conceder cada vez más espacio y mayor margen de maniobra a mercados y especuladores.
Por eso se decidió (a insistencia de Alemania) que el BCE fuese “totalmente independiente” de los Gobiernos (2). Lo cual concretamente significa que queda fuera del perímetro de la democracia. De ese modo, ni los ciudadanos ni los Gobiernos elegidos por éstos pueden entorpecer sus opciones liberales.
Hoy, esas características (impotencia de los políticos, independencia del BCE) son en parte responsables de la incapacidad europea para resolver el drama de la deuda griega. La otra causa es que, bajo su aparente unidad, la UE (en este caso particular la eurozona) está profundamente dividida en dos bandos casi irreconciliables: por una parte, Alemania y su área de influencia (Benelux, Austria y Finlandia); por la otra: Francia, Italia, España, Irlanda, Portugal y Grecia.
El origen de la deuda griega (como el de la de los demás países periféricos afectados por la crisis de la deuda soberana, incluida España) es conocido. Cuando Grecia fue admitida en la zona euro (3), las instituciones financieras consideraron inmediatamente que este pequeño Estado presentaba, a pesar de su evidente fragilidad y de sus escasos recursos, todas las garantías necesarias para recibir créditos masivos y baratos. Llovieron sobre Atenas ofertas de financiación a tipos de interés de ganga, en particular por parte de bancos alemanes y franceses que incitaron a los gobernantes helenos a endeudarse a bajo coste y a largo plazo para adquirir principalmente material militar (4) alemán y francés...
Cuando estalla la crisis financiera de 2008 (llamada “de las subprimes”), ésta se extiende rápidamente al sector bancario europeo. Los establecimientos financieros carecen pronto de liquidez y restringen drásticamente el crédito. Lo que amenaza con asfixiar el conjunto de la economía. Para evitarlo, los Estados ayudan masivamente a la banca. Y la salvan. Para ello se endeudan aún más comprando dinero en el mercado internacional (ya que el BCE se niega a ayudarlos). Ahí, de repente, intervienen las agencias de calificación que sancionan el excesivo endeudamiento de los Estados (¡realizado para salvar a los bancos!)... Inmediatamente los tipos de interés de los préstamos a los Estados más endeudados se disparan... Y se produce la crisis de la deuda soberana.
En sí misma, la deuda griega es insignificante si se tiene en cuenta que el PIB de Grecia representa menos del 3% del PIB de la eurozona. El problema, técnicamente, podía haberse resuelto hace ya más de un año sin gran dificultad. Pero el gobierno conservador alemán, que enfrentaba entonces unas complicadas elecciones locales (finalmente perdidas), estimó que no sería moralmente justo que los griegos, acusados de “corrupción” y de “laxismo”, saliesen tan rápidamente del mal paso. Había que castigarlos para que no cundiese “el mal ejemplo”.
Una ayuda demasiado rápida a Atenas, declaró Angela Merkel, “tiene el efecto negativo de que otros países en dificultades podrían dejar de hacer esfuerzos”(5). Por eso, con el apoyo de sus aliados, Berlín empezó a poner pegas de todo tipo. Dejando pasar los meses.
Plazo que los mercados, excitados por el desacuerdo político europeo, aprovecharon para cebarse en Grecia. Todo se complicó entonces. Finalmente, Alemania acabó por aceptar un (incompleto) plan de ayuda con una condición: que participase en él el Fondo Monetario Internacional (FMI). ¿Por qué? Por dos razones. Primero porque se estimaba que las instituciones europeas carecían de un verdugo lo suficientemente severo para escarmentar a los griegos. Segundo, porque la especialidad del FMI, desde hace cuarenta años, consiste en exigir siempre esfuerzos antisociales a los países endeudados. Sus recetas (aplicadas con saña en América Latina durante los años 1970 y 1980) son siempre las mismas: alza de las tasas al consumo, recortes brutales de los presupuestos públicos, estricto control de los salarios, privatizaciones masivas...(6).
El Gobierno de Papandreu tuvo que resignarse a adoptar un salvaje plan de austeridad. Pero el mal estaba hecho. El ritmo de la política europea es lento y largo, cuando el de los mercados es inmediato. Los especuladores entendieron que la Unión Europea era un gigante sin cerebro político, y el euro una “moneda fuerte” con estructura débil (no hay ejemplo en la historia, de una moneda que no esté encuadrada por una autoridad política). Atacaron a Irlanda, pasó lo mismo y volvieron a ganar. Atacaron a Portugal e ídem. Atacaron a España y a Italia, y los Gobiernos de estos países se apresuraron a autoimponerse las impopulares recetas del FMI.
Por toda Europa se extiende ahora la “doctrina de la austeridad expansiva”, que sus propagandistas presentan como un elixir económico universal cuando en realidad está causando un estrepitoso daño social. Peor aún, esas políticas de recortes agravan la crisis, asfixian a las empresas de todo tamaño al encarecer su financiación, y entierran la perspectiva de una pronta recuperación económica. Empujan a los Estados hacia la espiral de la autodestrucción, sus ingresos se reducen, el crecimiento no arranca, el paro aumenta, las (impresentables) agencias de calificación rebajan su nota de confianza, los intereses de la deuda soberana aumentan, la situación general empeora y los países vuelven a solicitar ayuda (7). Tanto Grecia, como Irlanda y Portugal –los tres únicos Estados “ayudados” hasta ahora por la Unión Europea (mediante el Fondo Europeo de Estabilización) y el FMI– han sidos precipitados, por los que Paul Krugman llama los “fanáticos del dolor” (8), a ese fatal tobogán.
Y el “Pacto del euro”, establecido en marzo pasado, tampoco resuelve nada. En realidad es una vuelta de tuerca suplementaria a la austeridad, un acuerdo “de competitividad” que prevé más recortes del gasto público, más medidas de disciplina fiscal, y penaliza principalmente –de nuevo– a los asalariados. Con amenazas de sanciones a los Estados que no cumplan el Pacto de Estabilidad (9). Propone la tutela de la deuda pública y un ritmo fijo de reducción, o sea: una limitación de la soberanía. “Los países europeos deben ser menos libres de emitir deuda”, afirma, por ejemplo, Lorenzo Bini Smaghi, miembro del directorio del BCE. Algunos eurócratas van más lejos, proponen que se le retire a un gobierno que no haya respetado el Pacto de Estabilidad, la responsabilidad de dirigir sus propias finanzas públicas...
Todo esto es absurdo y nefando. El resultado es una sociedad europea empobrecida en beneficio de la banca, de las grandes empresas y de la especulación internacional. Por ahora la legítima protesta de los ciudadanos se focaliza contra sus propios gobernantes, complacientes marionetas de los mercados. ¿Qué pasará cuando se decidan a concentrar su ira contra el verdadero responsable, o sea el sistema, es decir: la Unión Europea?
(1) Definidos en los Tratados de Maastricht (1993), de Amsterdam (1999), de Niza (2003) y de Lisboa (2009).
(2) Entre otras limitaciones, el BCE no puede prestar dinero a los Estados, sólo a la banca privada.
(3) Merced a un balance de su situación económica falseado y maquillado por el anterior gobierno conservador con la ayuda del banco estadounidense Goldman Sachs.
(4) Grecia es el principal importador de material militar de la Unión Europea y el Estado que consagra a su defensa (por razones de rivalidad con Turquía) el mayor porcentage de su PIB.
(5) El País, Madrid, 18 de julio de 2011.
(6) Léase Philippe Askenazy, “L’austérité imposée à la Grèce, de Charybde en Scylla”, Le Monde, París, 19 de julio de 2011.
(7) Aunque ha sido recibido con alivio por la prensa neoliberal, el nuevo plan de rescate a Grecia, anunciado el pasado 21 de julio, de poco servirá. Los mercados y los fondos buitres han olido la sangre y no detendrán sus ataques mientras no se les frene con auténticos cambios estructurales.
(8) Paul Krugman, “Cuando la austeridad falla”, El País, Madrid, 24 de mayo de 2011.
(9) Que fija el límite para el déficit presupuestario en un 3% del PIB, y el de la deuda soberana en un 60% del PIB.
Fuente original: http://www.monde-diplomatique.es/?url=editorial/0000856412872168186811102294251000/editorial/?articulo=5053bc25-de12-4da0-969c-79395c452f3f
miércoles, 13 de julio de 2011
DESDE CUBA: LAS KRUDAS CUBENSI
jueves, 23 de junio de 2011
GLOBALE BOGOTÁ 2011
Globale es un festival de video documental sin ánimo de lucro, no competitivo que no entrega premios ni cobra inscripción. Es un espacio para la difusión de materiales audiovisuales que se centra en temas políticos y sociales.
Globale tiene su origen en Berlín -Alemania- donde se realiza anualmente desde el año 2003. Posteriormente se ha realizado en Varsovia -Polonia-, Lima -Perú- y Montevideo -Uruguay.
Este proyecto se viene extendiendo y constituyendo en una red a nivel global, en ese sentido este año Río de Janeiro -Brasil- y Bogotá -Colombia- se adhieren a la iniciativa.
El Festival Globale Bogotá, Miradas críticas y emancipadoras, en su primera versión colombiana, se realizará del 13 al 17 de septiembre de 2011.
Es un espacio de presentación de video-documentales que abordan tópicos locales (Colombia), regionales (América Latina) y globales, donde se propone construir espacios de denuncia, diálogo, sensibilización y análisis de la realidad a partir de las temáticas expuestas.
El ejercicio está dirigido a la materialización de propuestas para la superación de los modelos culturales, sociales y económicos imperantes. Donde se mira el documental como herramienta de crítica y estímulo de reflexión, y la sala de proyección como taller de ideas y de trabajo social y político.
Convocatoria Abierta para 2011
INVITAMOS a realizadoras/es y productoras/es para que inscriban sus videos al FESTIVAL GLOBALE BOGOTÁ 2011.
LINEA DE FUGA 2011
Las y los invitamos a construir de manera colectiva este proyecto que busca, a partir de la acción artística, cultural, pedagógica, académica, política y de vida, entablar diálogos de saberes que generen encuentros y potencien redes, colectividades o individualidades. Los temas y acciones que en principio dan forma a este proyecto están dirigidos a pensar cuestiones relativas al pensamiento libertario en Colombia y América Latina, Modelos de educación alternativa, arte y resistencia y rock libertario en Colombia.
Las bandas, colectivos, proyectos, ejercicios académicos, redes, centros sociales, artistas, pedagog@s, individualidades interesados en el proyecto pueden escribirnos a alacallerecords@hotmail.com y asistir a las jornadas de construcción que tendrán lugar en la ciudad de Bogotá en las próximas semanas.
Info:
Colectivo A la Calle: Facebook, Twitter, Blogspot.
http://www.facebook.com/group.php?gid=48794971148
domingo, 10 de abril de 2011
Los no elegidos "arquitectos de política"
Los desplazamientos del poder en el mundo, actuales o potenciales, constituyen un animado tópico entre los formuladores de política y los observadores. Una de las preguntas es si China desplazará (o cuándo) a Estados Unidos como el protagonista dominante global, tal vez junto con India. Este cambio provocaría que el sistema mundial volviera a algo como era antes de las conquistas europeas. El crecimiento económico de China e India ha sido rápido, y gracias a que rechazaron las políticas occidentales de desregulación financiera sobrevivieron la recesión mejor que la mayoría. Sin embargo, surgen interrogantes. Una medición estándar de bienestar social es el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, cuyos datos más recientes son para 2008. India ocupa el 134 lugar, ligeramente por encima de Camboya y por debajo de Laos y Tayikistán, aproximadamente el mismo sitio que ha ocupado durante años. China se ubica en el lugar 92 –empatado con Belice, un poco arriba de Jordania, abajo de República Dominicana e Irán-.
India y China también tienen mucha desigualdad, así que más de mil millones de sus habitantes caen aún más en la escala. Otra preocupación es la deuda de Estados Unidos que, se teme, coloca al país bajo el yugo de China. Aparte de un breve interludio, desde hace mucho Japón ha sido el principal tenedor internacional de deuda del gobierno estadunidense. Además, el apalancamiento de los prestamistas está sobrevalorado. En una dimensión, el poder militar, Estados Unidos se yergue completamente solo. Y Obama está imponiendo niveles históricos con su presupuesto militar. Casi la mitad del déficit estadunidense se debe al gasto militar, intocable en el sistema político. Al considerar los otros sectores de la economía de Estados Unidos, el premio Nobel Joseph Stiglitz y otros economistas advierten que debemos cuidarnos del fetichismo deficitario
. El déficit estimula la recuperación y puede superarse con una economía al alza, como sucedió después de la Segunda Guerra Mundial, cuando era mucho peor.
Se espera que la deuda crezca, debido principalmente al totalmente ineficiente sistema privatizado de cuidado de la salud –también virtualmente intocable, gracias a la habilidad de las empresas para superar la voluntad pública-. No obstante, el marco de estas discusiones es engañoso. El sistema global no sólo es una interacción entre estados donde cada uno busca cierto interés nacional
, ajenos a la distribución del poder interno. Desde hace mucho se ha entendido eso. Adam Smith concluyó que los principales arquitectos
de la política en Inglaterra eran los comerciantes y manufactureros
, quienes se aseguraban de que sus propios intereses fueran atendidos de la forma más peculiar
, sin importar sus penosos
efectos sobre los demás, incluyendo el pueblo de Inglaterra. La máxima de Smith sigue siendo cierta, aunque actualmente los principales arquitectos
son las corporaciones multinacionales y, particularmente, las instituciones financieras cuya participación en la economía ha explotado desde los años 70.
En Estados Unidos hemos visto una dramática ilustración del poder de las instituciones financieras. Durante la última elección presidencial aportaron el núcleo del financiamiento del presidente Obama. Naturalmente esperaban ser recompensados, y así fue –con los Programas de Alivio de Activos en Problemas (TARP) y con mucho más-. Por ejemplo Goldman Sachs, la más dominante en la economía y el sistema político. La firma hizo una fortuna vendiendo títulos respaldados por hipotecas e instrumentos financieros más complejos. Conocedora de la fragilidad de los paquetes que ofrecía, la firma aceptó apuestas con la gigantesca aseguradora American International Group que estos iban a desplomarse. Cuando el sistema financiero se colapsó, AIG también se vino abajo. Los arquitectos de política de Goldman no sólo negociaron un paquete de rescate para Goldman sino también lograron que los contribuyentes salvaran a AIG de la bancarrota, consecuentemente rescatando a Goldman.
Ahora Goldman está registrando ganancias históricas y pagando gruesos bonos y, junto con algunos otros bancos importantes, es más grande y fuerte que nunca. El público está furioso. La gente puede ver que los bancos que fueron agentes principales de la crisis están prosperando grandemente, mientras la población que los rescató se enfrenta a un desempleo de casi 10 por ciento. El descontento popular finalmente evocó un cambio de retórica de la administración estadunidense, que respondió acusando de codiciosos a los banqueros, junto con algunas sugerencias de política que a la industria financiera no le agradan (la Regla Volcker y otras propuestas). Dado que se suponía que Obama iba a ser su hombre en Washington, los principales arquitectos perdieron poco tiempo antes de lanzar sus instrucciones: a menos que Obama se alineara nuevamente, enviarían sus fondos a la oposición política.
En pocos días, Obama informó a la prensa que los banqueros eran buenos tipos
, singularizando a los dos principales, JP Morgan Chase y Goldman Sachs: Al igual que la mayoría de los estadunidenses, no tomo a mal la riqueza o el éxito de la gente. Es parte del sistema de libre mercado
–como se interpretan los mercados libres
en la doctrina del capitalismo de Estado. Ese cambio radical es una fotografía reveladora de la máxima de Smith en acción.
Los arquitectos de la política también están operando un verdadero cambio de poder: de la fuerza de trabajo mundial al capital trasnacional. Martin Hart-Landsberg, economista y especialista en China, explora la dinámica. China se ha convertido en la planta ensambladora de un sistema de producción regional. Japón, Taiwán y otras economías asiáticas desarrolladas exportan a China partes y componentes de alta tecnología, donde se ensamblan y exportan los productos terminados. El creciente déficit comercial de Estados Unidos con China ha generado preocupación. Se ha hablado menos de que éste se ha reducido marcadamente con Japón y el resto de Asia conforme toma forma el nuevo sistema de producción regional. Las manufactureras estadunidenses están siguiendo el mismo camino, enviando partes y componentes a China para que ésta ensamble y exporte, en su mayoría de regreso a Estados Unidos. Para las instituciones financieras, comercializadoras gigantes de venta al minoreo y los dueños y gerentes de industrias manufactureras, estos desarrollos son celestiales. Y bien entendidos. En 2007, Ralph Gomory, director de la Fundación Alfred P. Sloan, testificó ante el Congreso que “en esta nueva era de globalización, los intereses de las empresas y los países han divergido. En contraste con el pasado, lo que es bueno para las empresas globales estadunidenses ya no necesariamente es bueno para los ciudadanos estadunidenses.
Examinemos a IBM. A finales de 2008 más de 70 por ciento de los 400 mil trabajadores de la empresa estaba en el extranjero, informa la revista Business Week. En 2009, IBM redujo su nivel de empleo en Estados Unidos otro ocho por ciento. Para la fuerza de trabajo el resultado podría ser penoso
, según la máxima de Smith, pero es bueno para los principales arquitectos de la política. Las investigaciones actuales indican que aproximadamente una cuarta parte de los empleos estadunidenses será extranjerizado
en dos décadas, y los que queden se enfrentarán a menos beneficios y sueldos debido a la mayor competencia de los trabajadores remplazados. Este patrón sigue a 30 años de estancamiento o desplome para la mayoría conforme la riqueza fluye hacia pocos bolsillos, llevando probablemente a la mayor desigualdad de la historia de Estados Unidos. Pese a que China se está convirtiendo en la ensambladora y plataforma de exportaciones del mundo, los trabajadores del país están sufriendo junto con el resto de la fuerza laboral mundial, como lo anticiparíamos en un sistema diseñado para concentrar riqueza y poder y para que los trabajadores compitan entre ellos globalmente.
En el mundo, la participación de los trabajadores en el ingreso nacional se ha reducido en muchos países –radicalmente en China, generando creciente inestabilidad en esta altamente desigual sociedad. Así que tenemos otro cambio importante en el poder mundial: de la población general a los principales arquitectos del sistema global, proceso asistido por el socavamiento de la democracia funcional en los países más poderosos.
El futuro depende de cuánto esté dispuesta a soportar la gran mayoría, y si se puede desarrollar una respuesta constructiva que confronte los problemas en el centro del sistema de capitalismo de Estado de dominación y control. De lo contrario, los resultados podrían ser tétricos, como lo revela más que ampliamente la historia.
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2010/03/07/index.php?section=opinion&article=026a1mun
Sea Indio. Juan Manuel Roca.
Otras veces lo hacen los que se llaman a sí mismos blancos, gentes que sueñan con un pasado virreinal y que cuelgan a placer antepasados y antepasadas en las ramas secas de un árbol genealógico, que casi siempre ha sido abonado con sus propias miserias.
Cuando una comunidad como la de los paeces se levanta erguida tras más de 500 años de soledad y de expolio y se enfrenta a las fuerzas armadas, a los robocops, a los miembros del Esmad, del Ejercito Nacional y la Policía, valdría la pena decirle a cada colombiano: "sea indio". Cuando las víctimas no olvidan, por ejemplo, la matanza del Naya, la memoria y persecución de Manuel Quintín Lame Chantre por los gamonales del Cauca y por uno que otro poeta parnasiano trepado en un camello surreal; cuando se siguen enfrentando a las vejaciones feudales de los terratenientes y a los aires rentistas, estaría bien decirle al periodista amordazado por sí mismo: "sea indio".
Cuando los soldados afinan la puntería, oyen los pases hipnóticos de no se sabe cuál patria, obedientes a órdenes superiores de seres muy inferiores, habría que decirles que se nieguen a disparar, que sean indios. Cuando el presidente de la República le exige a los indígenas caucanos que pidan perdón a la policía, ¿no habrá quién le diga que le dé vacaciones a su autocracia y sea indio?
Cuando el Estado necesita tanto despliegue militar para desbandar las mingas de los legítimos territorios paeces, dan ganas de ser indio, aunque sea en un grado "honoris Cauca".
Ahora, si no quiere ser indio, si no quiere acompañar su justa protesta para estar al lado de las víctimas de un secular expolio, también puede ser negro, como los corteros de caña, que además de pobres son esclavos. La verdad, frente al generalizado aturdimiento intelectual de buena parte del pueblo colombiano, ellos viven dando a cada tanto, tras el permanente exterminio de muchos de sus líderes, una lección de dignidad.